Créeme que lo he intentado todo. Borrar tu número de contacto, tu dirección, tu correo y hasta he borrado nuestra isla del mapa pero joder, ¿cómo le digo a mi loca cabecita que te saque de ahí? No creo que me haga mucho caso, ella siempre tan a su bola, en su burbuja. Créeme cuando te digo que todo esto es un sueño y que nunca despertaré hasta que llegue mi príncipe azul. ¡Bah! Soy más de unicornios. Todo esto no son más que palabras escritas en una noche de tequila y descontrol. El tuyo.
No, no te preocupes, esto no es una declaración de amor o una pedida de mano, de verdad, ni por asomo. No te asustes, capullo. Todo está en constante movimiento; los aviones, los colibríes, la tierra. Yo no. No puedes decidir por mí cuando no lo consigo hacer ni yo mismo. El corazón siempre le gana a la razón y lo sé, es una putada, cariño. Lo siento.