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Una canción que lleva tu nombre.


Sonrío a través de un espejo sin cristal. Lloro desconsoladamente hasta que me dan las seis. Mi estómago y mis brazos son pequeñas hormigas hambrientas que se comen entre ellas. Mi cabeza y mi corazón son dos partes que llevan años enfrentadas al igual que yo conmigo. Desde que no estás vivo en constante invierno aunque afuera sea verano. Me siguen gustando los tulipanes rojos y tus camisas horteras.

No olvido escribirte porque siempre eres.

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Declaración de compromiso.

Me gustan las casas que tienen balcones bonitos; los cactus; los desayunos a las 1 de la tarde; los besos de buenos días y de buenas noches; las duchas calientes y los "5 minutos más porfa", fuera hace mucho frío. Me gusta leer; hacer el amor y follar. Me gusta fumar; me gusta el olor a café recién hecho y el olor a gasolina. Las croquetas de mi madre y las nuestras. Me gusta mirarte. Tocarte. Follarte. Pero odio la realidad.

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Segunda parte.

Odio que no me reconozcas. Odio que no reconozcas todo este desorden que has dejado en mí porque es tuyo. Odio que me mires y no me beses. Tócame, capullo, esto es solo el principio de esta guerra.