Sonrío a través de un espejo sin cristal. Lloro desconsoladamente hasta que me dan las seis. Mi estómago y mis brazos son pequeñas hormigas hambrientas que se comen entre ellas. Mi cabeza y mi corazón son dos partes que llevan años enfrentadas al igual que yo conmigo. Desde que no estás vivo en constante invierno aunque afuera sea verano. Me siguen gustando los tulipanes rojos y tus camisas horteras.
No olvido escribirte porque siempre eres.
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